Esa tarde de 1986, dos hombres, uno argentino y otro inglés se encontraron en un bar en Buenos Aires. El argentino era un ex combatiente de la guerra de Malvinas y el inglés era un turista que visitaba el país por primera vez. Los dos hombres estaban bebiendo cerveza y whisky respectivamente, y viendo el partido de futbol que enfrentaba a sus respectivos paises en el mundial que se desarrollaba en Mexico.
Mientras el partido se desarrollaba en la pantalla, algo inusual comenzo a suceder en la barra que compartian uno al lado del otro, y lo que contemplaron pronto comprendieron que nadie mas que ellos podian ver. Del vaso del inglés, de repente, surgio una columna de humo que se disfumino entre el de los fumadores del lugar. Entre los hielos que flotaban en el whisky, apareció un barco pirata inglés, con una bandera con una calavera ajada en el viento que lo identificaba como tal....otro barco mas pequeño y con sus velas perforada por la metralla que le lanzaban lo acechaba...el estruendo era ensordecedor, pero solo percibido por ellos dos.
En segundos la nave fue abordada y derrotada por los tripulantes de los perseguidores, comandados por un pequeño personaje de amplia sonrisa, cabello ensortijado y que levantaba su brazo en extraña pocision, con su puño cerrado sobre su cabeza.
De repente la realidad se hizo presente nuevamente, a su pesar...el rugido de los cañones fue reemplazado por un emotivo grito de gol por parte de los clientes del bar, en la pantalla del televisor un pequeño personaje de amplia sonrisa, pelo ensortijado y que levantaba su brazo en extraña posicion, con su puño cerrado sobre su cabeza marcaba para el equipo argentino...
El inglés se frotó los ojos, tratando de entender lo que acababa de ver.
Al final del partido, el argentino y el inglés se despidieron, cada uno con una perspectiva diferente del mundo y de la historia. Sin embargo, los dos hombres recordarían la extraña visión en el vaso del inglés como un momento en el que la fantasía y la realidad se fusionaron de manera inesperada.
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